- Editorial:
- GUADALMAZAN
- Año de edición:
- 2022
- ISBN:
- 978-84-17547-91-2
- Páginas:
- 192
- Encuadernación:
- Bolsillo
LOS PIONEROS DE DOÑANA (1872-1959)
JAIME BOHÓRQUEZ
Hoy todos conocemos Doñana, un paraje natural protegido e inabarcable a la escala humana, donde cientos de especies de todos los órdenes imaginables desarrollan su vida. Pero muy pocos han oído hablar de la azarosa historia de los naturalistas Chapman, Buck y Riddell, tres aventureros ingleses que cambiaron la historia del Coto y fueron una pieza clave en su conservación. Este libro cuenta esta maravillosa y desconocida historia, la de unos hombres frente a un desierto y paraíso, un vergel y un páramo, frente a Doñana en una España agreste e indómita.
«Cientos de aves se levantan a nuestro paso. No cabe imaginar un espectáculo más hermoso. Patos reales, rabudos, porrones, cercetas, malvasías, cigüeñuelas, garzas, garcetas, garcillas cangrejeras, avocetas, espátulas, fochas, zampullines, fumareles, charrancitos, chorlitos, correlimos, canasteras, archibebes... Entre todas es el flamenco la que más nos cautiva. Tomo apuntes del natural para después dibujarlos con detalle. La exuberante fauna esconde una dureza sin igual».
«Es necesario acercar la belleza, pero también la fragilidad de la naturaleza, al público general. El ameno relato de Jaime Bohórquez sobre las aventuras de Chapman, Buck y Riddell en la España agreste e inexplorada, contribuye de forma oportuna e inigualable a recordar el origen del descubrimiento de Doñana y los avatares históricos que llevaron a convertirlo en un enclave considerado Patrimonio de la Humanidad». Rafael Zardoya, director mncn-csic
«Siglos de civilización fueron alejando a los humanos de lo salvaje, lo agreste, lo inexplorado. Ese alejamiento parece consumarse a la altura del siglo xix, fascinado por una idea de progreso que se asocia a la máquina, la industria y la metrópolis. Justo entonces algunos visionarios redescubren el valor de la naturaleza silvestre no como espacio irredento, pendiente de ser transformado y aprovechado, sino, muy al contrario, como lugar de redención. Como un último reducto de espontaneidad y libertad, en el que los humanos civilizados pueden reencontrar el paisaje del que surgieron nuestros antepasados». Santos Casado, Departamento de Ecología, uam